Placa protectora para vitroceramica

La cocina de vitrocerámica es una necesidad para todos los que desean tener una cocina más moderna y eficiente. Pero antes de llevar a cabo la compra, es esencial comprender mejor el dispositivo, introduciendo los criterios para seleccionar el modelo idóneo.

¿Qué es una placa vitrocerámica?

Como su propio nombre sugiere, una placa protectora para vitroceramica es un aparato de cocina hecho de vitrocerámica. Considerada la evolución de la cocina eléctrica clásica, trabaja según el principio de radiación y conducción para calentar o cocinar alimentos.

Se instala en la encimera aportando un toque de modernidad a la cocina. Ahora dos modelos de placas de vitrocerámica, la placa de vitrocerámica halógena y la placa de vitrocerámica radiante.

¿Cómo se escoge una placa protectora para vitroceramica?

Su número de quemadores

El número de quemadores es el primer criterio a considerar cuando se adquiere una placa vitrocerámica. Normalmente hay 2, 3, cuatro o bien cinco quemadores, según el modelo.

No obstante, las placas vitrocerámicas de 3 o 4 quemadores y una zona de cocción extensible son las más fiables, ahora que aceptan el empleo de ollas o cacerolas de diversos tamaños. Determinados modelos incluso tienen zonas para sartenes y ollas de forma ovalada. También se dispone de quemadores radiantes y halógenos. Mientras que los primeros son idóneos para una extensa y suave cocción, los segundos son perfectos para cocinar.

Poder o potencia

La potencia es siempre una característica esencial, sobre todo tratándose de un aparato eléctrico como una placa protectora para vitroceramica. Expresado en vatios, la capacidad total es variable según el número de unidades de cocina.

Las placas de vitrocerámica de cuatro ó 5 quemadores son, entonces, obviamente más poderosos que los modelos de dos quemadores. Por otro lado, no se debe olvidar que cuanto más potente sea el aparato, más energía consumirá y aumentará tu factura de electricidad.

Controles

Al margen del número y el tipo de quemadores y la capacidad, los controles son igualmente un aspecto esencial que no debe pasarse por arriba. Una buena placa vitrocerámica es, más que nada, un aparato cómodo de utilizar.

Por eso, sugerimos los modelos más prácticos con pantalla digital y botones táctiles. Al margen del diseño más moderno y discreto, la selección del quemador como el ajuste de la potencia será más fácil y satisfactorio.

¿Por qué comprar una placa vitrocerámica?

El calentamiento es ultrarrápido

La placa radiante vitrocerámica o bien a la placa halógena tienen numerosas virtudes. Una es que la placa se calienta más velozmente que una placa eléctrica clásica.

En verdad, el 80% del calor se transmite por radiación y el 20% por conducción. Además, las funcionalidades y características del vidrio cerámico permiten una mejor penetración del calor.

Fácil de limpiar

El otro punto fuerte de la placa de vitrocerámica es que es fácil de adecentar. No hay rejillas o bien perillas, pero la superficie es perfectamente lisa y plana.

Simplemente limpia el área con una esponja húmeda después de cada empleo y luego con una toalla de papel y va a estar limpia.

¿Cuánto cuesta una placa vitrocerámica de calidad?

Más actualizada y eficiente, la placa protectora para vitroceramica es lógicamente más cara que una placa eléctrica normal. Sin embargo, es aún más barata que una placa de inducción.

El coste de una placa de vitrocerámica de calidad acostumbra a oscilar entre 100 y 500 eur, según el número de quemadores o bien fogones, la potencia y las configuraciones. Mientras que los modelos básicos de dos quemadores con una potencia que no sobrepase los 3000 W cuestan entre 100 y 150 euros, los modelos más avanzados con 4 o 5 quemadores están disponibles a partir de 200 €.

En todos y cada uno de los casos, recomendamos los aparatos diseñados por marcas líderes como
Bosch, Teka, Balay, Siemens, Beko o Candy, que garantizan la robustez, la efectividad y la practicidad.

¿Cómo emplear una placa protectora para vitroceramica?

La placa de vitrocerámica halógena o bien radiante es una de las más simples de utilizar A diferencia de una placa de inducción, no es necesario equiparte con utensilios de cocina específicos para cocinar tu comida.

Todas y cada una de las sartenes y cacerolas que se pueden utilizar en una placa eléctrica son adecuadas para esta clase de dispositivo. Para emplear tu equipo de manera correcta, es fundamental seguir algunos pasos.

Empieza por retirar todos y cada uno de los embalajes, etiquetas y película protectora del equipo en el momento en que se emplee por primera vez. Luego, puedes enchufarlo en la toma de corriente, teniendo cuidado de que los cables de alimentación no entren en contacto con superficies calientes.

Todo cuanto tienes que hacer es ubicar la sartén en el quemador y poner el temporizador y la temperatura antes de empezar a cocinar. Una vez que se haya completado la cocción, apaga las zonas de cocción. En cualquier caso, es preferible leer atentamente las instrucciones antes de su utilización para una mejor seguridad y un funcionamiento adecuado del aparato.

¿Cómo mantener tu placa vitrocerámica?

Entre las primordiales ventajas de una placa de cocción vitrocerámica es que es fácil de cuidar. Para asegurar que sigue en buen estado y servible a lo largo de muchos años, debe ser limpiada tras cada utilización.

La placa vitrocerámica puede ensuciarse por salpicaduras o bien derrames que contengan restos de comestibles o líquidos. No hay nada más fácil de quitar. Tan sólo, limpia con una esponja húmeda, preferiblemente cuando el quemador esté todavía con temperatura, y luego limpia con un paño despacio o papel absorbente. Evita el uso de productos abrasivos o bien cáusticos para no dañar el cristal cerámico.

Si no has tenido tiempo de limpiar el equipo después de su empleo, las máculas tienen la posibilidad de secarse y hacerse más resistentes. En tal caso, no dudes en emplear un producto específico para el vidrio cerámico o una mezcla de detergente y vinagre blanco. Deja que el producto actúe durante unos minutos antes de limpiarlo con una esponja húmeda y secarlo con un paño despacio.